Sea cual sea la edad que se tenga, las relaciones sociales son indispensables para poder disfrutar de una vida plena en todos los sentidos. La soledad, la tristeza y el aislamiento siempre son malos compañeros de viaje, más cuando se afronta la vejez.

El estar solos debe ser visto como un factor de riesgo capaz de originar enfermedades como la depresión, la demencia o el Alzheimer, y es que todos estos problemas de salud son mucho más probables en las personas que se sienten solas.

Hablamos de sensación de soledad porque, en muchas ocasiones, el aislamiento es más psicológico que físico.

El envejecimiento activo es la forma de conseguir una vejez plena, y las relaciones sociales son la llave que abrirá la puerta de la felicidad.

Envejecer de forma activa implica tanto un pequeño esfuerzo por parte de la propia persona como de su entorno, hijos y familiares más allegados.

En definitiva, la vejez es el momento perfecto para disfrutar de amigos, familiares e incluso de explorar nuevos caminos que el trabajo y las obligaciones no han permitido recorrer.